martes, 26 de marzo de 2019

Nuestra inculta política tropical colombiana


Colombia, país del sagrado corazón; país tropical donde predominan los festivos, las ferias y fiestas, los reinados de la cebolla, el banano, el café, el azúcar y muchos etcéteras frutales. País multicultural con ritmos y sabores; país multirracial con un enorme amor por el futbol que desborda todo tipo de pasiones. Un país que está preocupado más por la novela en el horario “prime time” que por el acontecer diario; país que ve la política como la causante de todos sus males.

Si, la política como la causante de todos sus males. En realidad, el colombiano promedio no sale de su zona de confort donde “la crítica es su principal arma de destrucción masiva”. País donde hay colombianos capaces de mutar de acuerdo a las temporadas o los aconteceres nacionales; por ejemplo, en temporadas de selección Colombia, copa libertadores o en el torneo local, los colombianos promedios –más bien de forma masiva- mutan teniendo la capacidad de ser técnicos de futbol; en temporadas de crisis cuando aparecen puentes acordeones, situaciones como la imposibilidad de terminar los túneles de la línea o lo de hidroituango, se convierten en ingenieros especializados en alta ingeniería; en temporadas de inundaciones y avalanchas, se convierten en ambientalistas y especialistas en atención de desastres; cuando el país afronta perdidas legales como las del mar en territorio sanandresano, abundan los abogados especialistas en derecho internacional; y cuando es temporada electoral o de política se desbordan los politólogos de parque a dar clases magistrales sobre ciencias políticas.

Lo particular es que estos colombianos “mutantes de profesión” lo hacen desde su confort casero, frente al televisor donde ve noticias y novelas. Estos mutantes tienen un poderoso aparato minúsculo que es empleado para lanzar sus proyectiles - “critica”- de destrucción masiva, con capacidad de transmitir señales y mensajes más dañinos que una bomba atómica.

Con esa arma destruye el país y vuelve a reconstruirlo sobre desinformaciones y rumores; desde ese pequeño aparato tiene la capacidad de infundir odio y negativismo con una capacidad tan enorme que se junta con sus otros colegas mutantes de profesión a lo largo y ancho del territorio nacional y terminan volcando a toda esta patria tropical y multicultural habida de memes y de chistes sobre la división y la inconformidad.

Las cosas no están bien en Colombia, eso es claro, pero el irrespeto y la percepción de polaridad de bandos enemigos a lo largo de toda su historia no dejan salir de su fango este enlodado país tropical.

Continuando con la tropicalidad, Colombia posee una réplica política aplicada en todo el continente latinoamericano, repertorio multifacético donde el hacer de la política es perpetrada por politiqueros y populistas apoyados por una masa apática y sin capacidad de razonar; pero ésta masa, deja su inmovilidad para moverse como solo sabe hacerlo: “bajo el interés personal”.

Es por eso, que aquí se cree o se tiene la ignorante noción que, si una persona hace política a favor de un candidato, este debe de cumplir todos los caprichos personales o propósitos de quienes trabajaron en campaña por y para el futuro caudillo libertador; es decir, un candidato que termina siendo alcalde, concejal, gobernador, senador o presidente, está en la obligación de: “otorgar un puesto en su administración, ubicar laboralmente a un pariente dentro del sector público, o por el contrario tiene la obligación de otorgar un contrato”. Esta incultura política es el resultado de lo que en 200 años se ha construido sobre la democracia.

Incultura que desborda todas los pronósticos y las realidades, promueve clientelismos y corrupción generalizada donde el ciudadano es el máximo promotor del mismo. ¡Si! El ciudadano, donde se acostumbró bajo las viejas formas de hacer política moverse bajo sus propios intereses y que siempre tiene su mano abierta para recibir cualquier limosna o migaja.

En Colombia, por ejemplo, los funcionarios públicos tienen prohibido hacer política –Articulo 110 de la constitución política de Colombia- y en la cadena de campañas electorales son los que mueven la arena política a favor de un partido o de un candidato, ¿Cuál es la razón?, la respuesta es sencilla: “peligra el puesto que cada funcionario consiguió en las pasadas elecciones”, por eso la necesidad del continuismo –ahora con el nuevo candidato- que es la cuota política del que está en el momento a cargo.

Administración nueva cambia sus peones –refiriéndome en un tablero político a los funcionarios-, dejan sin trabajo a sus oponentes políticos y sale de ellos para llenar esos puestos con los nuevos peones que hicieron campaña a favor del candidato electo, y es obvio, no ve que el feliz ganador ya les debe esos puestos desde la campaña.

A lo anterior, se le suma la pereza de los votantes para salir a las mesas electorales, ponen la excusa de no tener dinero para transportarse o para comer un refrigerio debido a que su mesa electoral queda en un barrio alejado o en otro municipio. El partido político o el candidato pone los recursos económicos y el transporte para que nuestro ciudadano tropical pueda –ahora si- depositar su voto. El político entiende que ese votico no se puede perder y gasta lo suficiente para sacarlo a votar; él no tiene afán, el recupera esa plata cuando este en el cargo bien sea con algún contrato o con desviación de dineros públicos. Esto no lo entiende nuestro rústico constituyente primario, el candidato termina patrocinando la pereza de nuestros ciudadanos tropicales y por ende asegurando su futuro político.

Funcionarios públicos, politiqueros populistas y ciudadanos incultos son la santa trinidad política electoral “tropical” en Colombia. Funcionarios y ciudadanos son los que mueven y masifican las campañas electorales sin un mínimo de sapiencia democrática sobre muchos aspectos y que a la larga terminan no solo promocionando candidatos corruptos, sino que son la base de la corrupción; son los ciudadanos los corruptos por encima de los políticos, estos últimos son el resultado de lo que somos como sociedad en cultura política.

Después de las elecciones, nuestro ciudadano vuelve a mutar de nuevo para seguir con su aparato de destrucción masiva y su crítica, esta vez porque consiguió lo que necesitaba o porque no le cumplió el político. Nuestro colombiano tropical vuelve a su estado natural, a la espera de que acontecimiento de la vida nacional lo va a obligar a transformarse bien sea en ingeniero, técnico de fútbol, ambientalista y abogado, hasta volver de nuevo a ser el politólogo de parque movido por su interés personal.

Empieza de nuevo el ciclo interminable de incultura política, que tiene sumergido a Colombia en una democracia al servicio de una caterva inculta sin un mínimo de formación política.




sábado, 23 de febrero de 2019

Distinciones entre Geografía política y Geopolítica


Poniendo sobre la mesa los intereses nacionales de cada Estado-Nación, y con la necesidad de sobrevivir en el sistema internacional, los diferentes países establecen políticas exteriores que conllevan a cumplir objetivos de tipo nacional y regional, que fundamentan sus intereses de poder en el plano internacional, y para esto la ubicación geográfica, su poder militar, su economía y sus estrategias determinan su protagonismo en la arena mundial. Por tal motivo se hace necesario establecer diferencias conceptuales entre Geografía política y Geopolítica con su respectiva aplicabilidad; haciendo esto, podremos tener claro desde la geografía y sus ramas, lo que debe ser primario para los estados y cuáles deberían de ser las estrategias y los derroteros para actuar tanto interna como externamente.

Cuando analizamos dos términos como la Geopolítica y la Geografía política, nos pueden llevar a concluir que son dos conceptos con un mismo significado y un mismo campo de acción; pero cuidado, podemos caer en el error fonético y práctico de concluir afanosamente que estas dos definiciones son lo mismo. De hecho, algunos podrían afirmar que Geopolítica es la abreviatura de Geografía política. No podemos ser injustos y lanzar juicios de valor indeterminados cuando la obligación es analizar con filigrana y con gran detalle la procedencia, significado y aplicabilidad de cada una de estas ciencias, es ahí donde se podrá evidenciar las diferencias conceptuales con su respectiva importancia existentes entre la una de la otra.

Para determinar diferencias o similitudes, es necesario aclarar que la geografía política es más antigua que la geopolítica, y que esta última procede de la primera. La geografía política se desprende de la Geografía humana, y esta a su vez, termina siendo una rama de una gran ciencia de estudio como lo es la geografía.

De acuerdo a lo anterior, la geografía política termina siendo descriptiva debido a que analiza y estudia los diferentes cambios históricos, sociales y políticos de los habitantes de los diferentes países que se distribuyen en el espacio mundial (Reyez & Vasquez, 2004, pág. 3). Por otra parte, Joseph Comblin en su texto titulado “La Doctrina De la Seguridad Nacional” cita a Atencio con la siguiente definición sobre Geopolítica: “Geopolítica es la ciencia que estudia la influencia de los factores geográficos en la vida y evolución de los estados, a fin de extraer conclusiones de carácter político” (Atencio, 1965).

De acuerdo a estas dos definiciones, la Geopolítica entonces, a diferencia de la geografía política es una ciencia analítica, que intenta comprender las luchas que se generan en los centros de poder, para conseguir dominio de los espacios geográficos; es decir, analiza y prevé rivalidades y enfrentamientos en los centros de poder por el dominio del espacio, se termina relacionando con la confrontación y el conflicto dando como resultado una estrategia de tipo militar.

Podemos concretar entonces que la Geografía política describe aspectos políticos, sociales, económicos, territoriales, limites, extensiones y divisiones políticas y territoriales en un espacio- Estado, y la Geopolítica, se enfoca, más en estrategias y geoestratégias de los diferentes espacios de conflictividad y centros de poder. Ashley (1987,1989) define: “la Geopolítica, una actitud genealógica se ocupa del movimiento, el espacio, la estrategia y el poder” (Ashley, 1987, pág. 411).

Teniendo claro estos dos conceptos, en ultimas, la Geografía Política observa al Estado-Nación como una organización viva y profundiza mucho más los conceptos, estudios y elementos que la geopolítica no abarca. Las regionalizaciones de poblaciones y migraciones internas y externas hacen parte de un objeto de estudio de la Geografía Política, así mismo, problemáticas de tipo social que afectan la geografía humana y económica (desarrollo económico y desarrollo sostenible desde lo industrial), es por eso que la Geografía Política analiza fenómenos de ruralización y urbanización en las poblaciones del Estado, incluso, abarca aquellos fenómenos de seguridad humana que terminan afectando tanto intraestatal como interestatal.

Para concretar, la geopolítica ofrece estrategias para el interés nacional y la política exterior de los estados, ofreciendo derroteros importantes para ejecutar acciones de tipo militar, es por esto que la Geopolítica usa estrategias para consolidar el poder de forma directa o indirecta en un determinado objetivo geopolítico a nivel internacional.

Siendo, así las cosas, ya teniendo claros estos conceptos presento estas preguntas para que el lector pueda responder sin afanes, con un fin reflexivo y pedagógico: ¿Qué estrategias geopolíticas existen en Colombia enmarcados en su política exterior? ¿Cómo podemos determinar y orientar la geografía política colombiana para estudios inmediatos? ¿Cuál es el Interés nacional de Colombia? ¿Qué problemas podemos evidenciar en Colombia en cuanto a nuestra geografía política? ¿El problema migratorio de venezolanos en Colombia lo podemos afrontar con estrategias geopolíticas o desde la geografía política? ¿Cuáles podrían ser los planes estratégicos de Colombia para proteger y mantener la defensa de su soberanía?

Una vez leídas estas preguntas, quiero generar en mis lectores la necesidad de profundizar más en el interés por los asuntos de la nación para ir construyendo cultura política, y que mejor ir abordando conceptos básicos que deberían de ser manejados por cualquier ciudadano; el objetivo mío, es el de crear espacios reflexivos y pedagógicos para que salgamos de la zona de confort de criticar y empecemos de verdad a construir país, y que mejor que empezar por apropiarnos de lo que es nuestro.



sábado, 16 de febrero de 2019

Transición de la guerra moderna a la posmoderna


Retomando un poco la lectura académica, y a la luz de los nuevos escenarios globales de conflictividad, tuve la oportunidad de leer hace poco un libro llamado: “Guerra Civil Posmoderna” escrita por el Doctor en Filosofía de la Universidad de Antioquia Jorge Giraldo Ramírez. Con el permiso del Doctor Giraldo, quiero compartirles un poco de lo que pude analizar de esta enriquecedora lectura y que nos dará una visión de lo que ha sido el desarrollo evolutivo de las guerras contemporáneas.

El autor propone en su libro, un análisis exhaustivo sobre las guerras civiles contemporáneas y se enfoca en recuperar la condición de guerra civil como un concepto de larga trayectoria, el cual, nace del pensamiento antiguo occidental y continúa la línea argumentativa de Carl Schmitt, al punto de evaluar y analizar los diversos términos, pudiendo establecer una hipótesis de los elementos renovados frente al pensamiento político y moral de las guerras contemporáneas. 

Para el autor, Schmitt es su referente argumentativo, y pone por delante aquel ambiguo concepto de que en la guerra se etiquetan buenos-malos, o amigo-enemigo. Para superar este impase de antagónicos actores, Giraldo expone desde la visión de Schmitt, plantear una concepción de neutralidad en la guerra y que es importante observar aquellos actores que están etiquetados como enemigos como una contraparte justa, es decir, que son grupos o individuos con ideas, pensamientos o concepciones con distintos intereses, pero desde el bien y no desde el mal. Ver al enemigo como la diferencia ética (Hegel) y no como la encarnación propia del mal.

La brecha que Schmitt designó como posmodernidad política, se basó en el hecho de que el concepto y desarrollo moderno, donde los atributos estaban vinculados a la exclusividad suprema de la violencia y la fuerza, se encontraba en un declive que llevaría al fin de la época de los Estados, la cual y según su concepto, está ligado a la discusión sobre la guerra, pertinencia que se justifica en la noción de la teoría Partisana y en consecuencia de tres tendencias: fracaso del Estado, reducción de la lealtad y expectativa de obediencia ciudadana, y el Estado como actor real.

De acuerdo a lo anterior, el Estado ha perdido no solo el monopolio de la fuerza legítima, si no los monopolios de la interpretación del juicio y de la decisión, incluso, pierde el monopolio de lo político, donde los partidos revolucionarios, frente a éste, han adquirido la capacidad de establecer líneas demarcatorias de amigo/enemigo dentro de una sociedad delimitada territorialmente, que incluso logran nuevas configuraciones globales, borrando de esta manera las fronteras y límites del espacio vital.

Se plantea una gran inflexión entre la teoría de Schmitt de la política con respecto al concepto de Clausewitz, donde “el Estado es la unidad política, y por tanto sujeto exclusivo de la guerra”, el elemento crítico de lo anterior, se centra en que el pensamiento se limitaba políticamente a tener solo un actor: “el Ejercito del Estado”, en términos más claros, la violencia organizada solo debería ser llamada “guerra” si fuera librada por el estado, para sus interés y protección. Ahora bien, en la posmodernidad, este concepto de abdicación, lo presenta sin condición de monopolizador efectivo, y esta posición no solo se sobrepone en los estados imperfectos de los países en desarrollo, sino también en los más fuertes, estables y eficaces, que han perdido el monopolio absoluto de la fuerza coercitiva.

Las distinciones modernas fundamentales de la política y el estado se traducen en la perdida de carácter y la fuerza de su esencia de diferenciación que correspondan al territorio (interior/exterior), el gobierno (publico/privado) y el derecho (legal/ilegal), el trance de la estatalidad presenta la depresión de esas bases. Ésta pérdida por el respeto a los límites, permiten el avance de una guerra intrasocial a una trasnacional.

El autor desarrolla también el concepto de guerras justas y las definiciones de Rawls que dan su respectiva validación, ante esta teoría de justicia procede al derecho de gentes. Y es el mismo derecho de gentes que termina abordando Kant para plantear el veto a la revolución, y que acaba dándole gran importancia al derecho público, siendo este el determinante de buena convivencia en una comunidad y que concluye concibiendo a las personas como participes del derecho; siendo la revolución una forma del hombre para “involucionar”, ya que lleva a éste de nuevo a su estado de primitiva naturaleza, volviendo al ser humano agresivo y hostil.

Kant determina la política y la moral como dos aspectos que van de la mano y que en ultimas terminan frustrando la mala conducta para buscar un fin.

La argumentación general planteada por el autor, reacciona a un pensamiento sobre el desarrollo implicado de la transición de la guerra moderna a la posmoderna, en una forma de retorno a los procesos de guerra justa de las sociedades tradicionales.




viernes, 1 de febrero de 2019

La Polis y el ciudadano en Colombia


De las últimas actividades académicas que desarrollé con mis alumnos el año anterior en el mes de noviembre y diciembre, fue una actividad de campo con objetivos pedagógicos dentro del recinto académico. Para no entrar en detalles y comprometer a nadie, omitiré el nombre de la sede educativa, como así mismo, el nombre del centro universitario.

La actividad que le propuse a los chicos, fue la de realizar un video de máximo cinco minutos, donde conformarían grupos y tendrían que entrevistar tanto alumnos, como docentes y personal de labores administrativas. El objetivo era vincularlos a todos y en el video los estudiantes harían las siguientes preguntas: “¿Qué es una Asamblea Nacional Constituyente?, ¿Qué aspectos positivos le merece a usted la constitución del 91?, ¿Qué fue la séptima papeleta?, ¿Qué son mecanismos de participación ciudadana y cuáles conoce?, ¿Cuál es la diferencia entre un referendo y un plebiscito?, ¿Qué es un cabildo abierto?, ¿Qué es una consulta popular?, ¿Qué es y quién es el constituyente primario?

Para sorpresa de los estudiantes, las personas que pretendieron entrevistar y ser grabadas en el video, en un 90% no accedieron a responder, no tanto por la pena que les merecía salir en el video o la intimidación que genera una cámara, sino, porque tenían un gran desconocimiento de las preguntas que los chicos estaban realizando. Como el video debería ser entregado para ser calificado, los jóvenes propusieron a sus entrevistados que buscaran en internet y tener un libreto para poder responder a las preguntas formuladas. Efectivamente, la elocuencia de las personas al responder satisfactoriamente las preguntas efectuadas por los entrevistadores, daba como resultado la evidencia final a una actividad que merecería una buena calificación de mi parte.

Al realizar la retro alimentación de la actividad, se expusieron todas las inquietudes de los chicos y plantearon –con gran preocupación- lo difícil que fue poder encontrar personas calificadas para salir respondiendo acertadamente preguntas básicas de constitución y democracia en el video. Se concluyó, que los ciudadanos que hacen parte de estos recintos académicos –en su mayoría- tienen grandes vacíos sobre lo elemental en una democracia, poseen un gran desconocimiento sobre la constitución del país y carecen de un mínimo de conocimiento sobre cultura política.

La reflexión es mucho más inusitada, entiéndase de la siguiente manera:” si esta fue la respuesta en dos recintos académicos, ¿Cómo estará en cultura política, constitución y democracia la ciudadanía que transita las calles de las ciudades de Colombia?”

Pretendo entonces evocar los principios de ciudadanía que se plantearon desde la antigua Grecia, donde no todos los individuos merecían ser llamados ciudadanos. Para tener esta honorable distinción deberías de haber nacido en la polis, tener un alto grado de formación académica e ilustrada, junto con su respectivo entrenamiento militar, para posteriormente tener la obligación –entiéndase obligación como una imposición y no una opción- de contribuir de forma auténtica por medio de la democracia a la edificación de la gran polis. Recordemos que Atenas fue la cuna de la democracia.

Siendo, así las cosas, ¿cómo estamos nosotros los colombianos, en comparación con el concepto de ciudadanía que tenían en la antigua Grecia?, ¿Cumplimos cabalmente con lo propuesto y la condición ateniense del ser ciudadano?; podríamos comenzar por evaluar nuestras competencias ciudadanas, entendiendo esto, podremos discernir que el ser ciudadano no solo es el que reclama derechos, por el contrario, entiende que pertenecer a esta gran polis nos pone ante un gran compromiso con obligaciones y responsabilidades, la finalidad es construir y edificar al país. Para eso, se hace necesario tener por lo menos un conocimiento básico sobre constitución y democracia; el ser ciudadano es una condición que obliga a actuar con responsabilidad.

viernes, 23 de noviembre de 2018

Guerra Civil Posmoderna- Análisis desde lo Filosófico a lo contemporáneo

Ministerio de Defensa Nacional
Comando General de las Fuerzas Militares

Escuela Superior de Guerra
Maestría en Estrategia y Geopolítica


Historia de las Ideas Políticas

            Reseña del Libro: “Guerra Civil Posmoderna”

Christopher Rivers.
Docente
Iván Garzón Vallejo

Asignatura: Historia de las Ideas Políticas

Bogotá D.C., Colombia
2018.

 

Resumen


El presente trabajo toma como punto de partida la reseña del libro “Guerra Civil Posmoderna” escrita por el Doctor en Filosofía de la Universidad de Antioquia Jorge Giraldo Ramírez. En el presente trabajo se abordarán temas como conflictos, guerras, tipos de guerras, combatientes, justicia y demás temas recurrentes y concernientes de un tema tan complejo como lo son las guerras en la historia de la humanidad.

De la misma manera, se abordarán teorías como la del Partisano y el realismo político, afrontando directamente el tema de guerras entre Estados y guerras internas en los Estados. Schmitt será el encargado de explicarnos cada concepto en los que el autor del libro lo toma como referencia central ya como lo expresa Jorge Giraldo en su libro en el capítulo 3 llamado: “Exterioridades: La Guerra partisana”, Carl Schmitt fue quien primero captó y tradujo al lenguaje filosófico la nueva realidad que venía promovida por el perfeccionismo político de algunos comunistas y liberales”. Es decir, que fue Schmitt quien interpretó de primera mano los cambios conceptuales y de comportamiento de las nuevas guerras contemporáneas.

Key words: State, political realism, partisan theory, postmodern war, concept of politics, ius in bello, ius ad bellum, ius post bellum.


Summary

The present work takes as starting point the review of the book "Postmodern Civil War" written by the Doctor in Philosophy of the University of Antioquia Jorge Giraldo Ramírez. In the present work will be addressed issues such as conflicts, wars, types of wars, combatants, justice and other recurring themes and concerns of a complex issue such as wars in the history of mankind.

In the same way, theories such as the Partisan and political realism will be addressed, directly addressing the issue of wars between States and internal wars in the States. Schmitt will be responsible for explaining each concept in which the author of the book takes it as a central reference and as expressed by Jorge Giraldo in his book in chapter 3 called: "Exteriorities: The Partisan War", Carl Schmitt was the first to capture and translated into the philosophical language the new reality that was promoted by the political perfectionism of some communists and liberals. That is to say, it was Schmitt who interpreted first-hand the conceptual and behavioral changes of the new contemporary wars.

Guerra Civil Posmoderna

Análisis desde lo Filosófico a lo contemporáneo


Jorge Giraldo, propone en su libro un análisis exhaustivo sobre las guerras civiles contemporáneas y se enfoca en recuperar la condición de guerra civil como un concepto de larga trayectoria, el cual, nace del pensamiento antiguo occidental y continua la línea argumentativa de Carl Schmitt, al punto de evaluar y analizar los diversos términos, pudiendo establecer una hipótesis de los elementos renovados frente al pensamiento político y moral de las guerras contemporáneas. 

Como ya lo planteé, para Giraldo, Schmitt es su referente argumentativo, y pone por delante aquel ambiguo concepto de que en la guerra se etiquetan buenos-malos, o amigo-enemigo. Para superar este impase, Giraldo expone desde la visión de Schmitt, plantear una concepción de neutralidad en la guerra y que es importante observar aquellos actores que están etiquetados como enemigos como una contraparte justa, es decir, que son grupos o individuos con ideas, pensamientos o concepciones con distintos intereses, pero desde el bien y no desde el mal. Ver al enemigo como la diferencia ética (Hegel) y no como la encarnación propia del mal.

Es así, como para ambas partes se aplica sin distinción el Ius Publicum Europaeum, donde la justicia a pesar de ser universal, debe de ser para los amigos-enemigos de la misma forma sin paradigmas ni diferencias.

La brecha, que Schmitt designa como posmodernidad política, se basó en el hecho de que el concepto y desarrollo moderno, donde los atributos estaban vinculados a la exclusividad suprema de la violencia y la fuerza, se encontraba en un declive que llevaría al fin de la época de los Estados, la cual y según su concepto, está ligado a la discusión sobre la guerra, pertinencia que se justifica en el noción de la teoría Partisana, en consecuencia de tres tendencias: fracaso del Estado, reducción de la lealtad y expectativa de obediencia ciudadana, y el Estado como actor real.

De acuerdo a lo anterior, el Estado ha perdido no solo el monopolio de la fuerza legítima, si no los monopolios de la interpretación del juicio y de la decisión, incluso, pierde el monopolio de lo político, donde los partidos revolucionarios, frente a éste, han adquirido la capacidad de establecer líneas demarcatorias de amigo/enemigo, dentro de una sociedad delimitada territorialmente, que incluso logran nuevas configuraciones globales, borrando de esta manera las fronteras y límites del espacio vital.

En el mundo contemporáneo, el estado ya no es el único actor en la guerra, terminando por conformar un ejército global de estados (planteado por Creveld) siendo ente guerrero, al lado de organismos internacionales, guerrillas, redes globales, grupos privados, etc. El estado cede su capacidad de decisión ante un ente internacional que determina y decide por él; así mismo, el estado termina perdiendo la capacidad de determinar quién es enemigo o amigo y el derecho a quien se le puede o no hacer la guerra (ius ad bellum). En ultimas el ius in bello (derecho en la guerra) se termina entendiendo contemporáneamente como derecho humanitario.

Esta es una gran inflexión que la teoría de Schmitt de la política representa respecto al concepto de Clausewitz, donde “el Estado es la unidad política, y por tanto sujeto exclusivo de la guerra”, el elemento crítico de lo anterior, se centra en que el pensamiento se limitaba políticamente a tener solo un actor: “el Ejercito del Estado”, en términos más claros, la violencia organizada, solo debería ser llamada “guerra” si fuera librada por el estado, para sus interés y protección. Ahora bien, en la posmodernidad, este concepto de abdicación, lo presenta sin condición de monopolizador efectivo, y esta posición no solo se sobrepone en los estados imperfectos de los países en desarrollo, sino también en los más fuertes, estables y eficaces, que han perdido el monopolio absoluto de la fuerza coercitiva.

El concepto de “lo político”, también visualizó las complejidades de una estructura organizativa interestatal con pretensiones internacionales, esto describe el nacimiento de una organización establecida por los estados (ONU), pero con aspiraciones bajo un discurso realista, a superar la estatalidad en su elemento más sobresaliente: posesión y gestión del ius belli.

Las distinciones modernas fundamentales de la política y el estado se traducen en la perdida de carácter y la fuerza de su esencia de diferenciación que correspondan al territorio (interior/exterior), el gobierno (publico/privado) y el derecho (legal/ilegal), el trance de la estatalidad presenta la depresión de esas bases. Ésta pérdida por el respeto a los límites, permiten el avance de una guerra intrasocial a una trasnacional. Giraldo imprime la condición de fragilidad de los discursos (realistas, clausewitziana, juristas positivistas), que la han sostenido. Por lo tanto, plantea argumentos donde el realismo termina a espaldas de la realidad siendo no real con el cambio de época.
La difuminación   entre las fronteras de las guerras civiles y conflictos internacionales, promociona la proliferación de actores que pueden usar y sostener el casus belli. Es entonces, cuando los conflictos, se permiten como actos de “causa justa”, que no miden, ni asume el grado de responsabilidad y consecuencias a la perdida de personal civil.

Desde esta perspectiva, el autor empieza a desarrollar las guerras justas y las definiciones de Rawls que dan su respectiva validación y ante esta teoría de justicia procede al derecho de gentes. Y es el mismo derecho de gentes que termina abordando Kant para plantear el veto a la revolución, y que acaba dándole gran importancia al derecho público, siendo este el determinante de buena convivencia en una comunidad y que concluye concibiendo a las personas como participes del derecho; siendo la revolución una forma del hombre para “involucionar”, ya que lleva a éste de nuevo a su estado de primitiva naturaleza, volviendo al ser humano agresivo y hostil. Kant determina la política y la moral como dos aspectos que van de la mano y que en ultimas terminan frustrando la mala conducta para buscar un fin.

La argumentación general planteada por el autor, reacciona a un pensamiento sobre el desarrollo implicado de la transición de la guerra moderna a la posmoderna, en una forma de retorno a los procesos de guerra justa de las sociedades tradicionales.

 


martes, 2 de octubre de 2018

Líneas Verde Oliva



Ser policía en uno de los países con mayores índices de inseguridad en el mundo y con un cáncer a cuestas llamado narcotráfico no es fácil, más difícil aún, cuando este macro problema se camufla dentro de la sociedad siendo el combustible económico de las diferentes bandas delincuenciales, carteles de narcotráfico, bandas criminales y narco guerrillas. Sumado a lo anterior, ser policía en un país con una crisis social evidentemente reflejada con muchas carencias desde el desempleo, la pobreza, la desigualdad y la falta de oportunidades para poder por lo menos vivir dignamente hace más complicado aún el panorama.

No es fácil ser policía en un país con una enorme crisis institucional de parte de todos los organismos estatales, sin políticas claras a la hora de ejercer una política exterior seria, sin capacidad de tener un libro blanco propio de seguridad y defensa –que es lo más descabellado que no exista en un país con un conflicto de más de cincuenta años- y con unos índices de corrupción tan elevados que permean todos los sectores sociales del país.

Y ante esta crisis social, para un policía es más complicado tener que soportar ese inconformismo social en las calles y pueblos encarnado con sentimientos de rabia y resentimiento de la gente del común que al pasar caminando por el lado de un uniformado lo mira con desprecio, pretendiendo creer que este ser humano y ciudadano –porque todo policía también es un ser humano y ciudadano a la vez, con los mismos deberes y derechos del ciudadano del común- encarna la  culpa de todos los males juntos del país, y éste a su vez, debe tener el temple y el aguante suficiente para poder soportar cualquier intento de agresión verbal o física. Porque si está claro que no es sino que un policía reaccione naturalmente ante una agresión y ya tiene mil cámaras de celular grabando el acto del supuesto abuso de poder y de la fuerza para después ser difundido por redes sociales y canales nacionales, donde terminará de forma indirecta subiendo el rating de RCN y Caracol en el horario “Prime Time”, y más de noticieros que se hacen llamar la red independiente; en últimas, el video llegará a manos de una ONG que buscará con afán a los supuestos agredidos para después poner a nuestro uniformado verde oliva frente a un estrado judicial.

Pero, más difícil aún ser policía en un país donde los detentores del poder usan su investidura para pasar por encima de la ley y enrostrarla cuando sea necesaria sin dejar escapar aquel cuestionamiento ofensivo: “¿usted no sabe quién soy yo?”. Porque es nuestro uniformado el que tiene que lidiar con el alcalde, el concejal o el senador -como el señor Eduardo Carlos Merlano- subidos de tono por los tragos que finalizan creyendo que su cargo los haces dueños del país y el policía su esclavo.

 Sin embargo, no son solo los políticos con los que tiene que lidiar un policía sino con los borrachos de barriada que a diferencia de los anteriores se creen los dueños de la comuna donde viven buscando pelea hasta con la sombra, pero lo más tétrico es que éstos al llegar la policía para calmar la situación terminan siendo respaldados por una caterva de borrachos que provocan una batalla campal donde de nuevo nuestros uniformados verde oliva terminan involucrados  en un supuesto abuso de poder y de fuerza, para una vez más miles de cámaras de celular iniciar el circulo vicioso ya descrito con anterioridad. 

Igualmente recibir los insultos de borrachos clase media que se incomodan cuando los paran en su vehículo y les inmovilizan el vehículo para evitar posibles accidentes o evitar que esa imprudencia de conducir con exceso de alcohol termine acabando la vida de otra persona. Pero recordemos lo que sucedió hace poco con una mujer en Bogotá que se encontraba pasada de tragos, en el video se veía y escuchaba a la fémina lanzando improperios contra los uniformados tratándolos de simples asalariados y amenazándolos de muerte después de identificar sus placas.

Estar lejos de su casa dejando de lado el seno de su hogar, cargando con sus propios problemas y con los de la sociedad en general, lleva a nuestro policía a una situación muy incómoda que cualquier otro ciudadano no estaría en condición de asumir, porque en Colombia somos muy buenos para criticar y señalar y no para asumir compromisos y responsabilidades, y estos hombros ya lo han hecho por muchos colombianos, por esta razón hace de ésta una profesión que se hace con vocación, servicio y desprendimiento personal.

Con esto no quiero indicar que en una institución tan grande como la Policía Nacional no existan policías que no estén a la altura del compromiso del país, pero prefiero construir sociedad y país haciendo hincapié desde el optimismo y las cosas positivas que quedarme en la crítica destructiva; por eso, estas líneas cortas y sencillas van escritas en honor de todos nuestros héroes que están a lo largo y ancho del país cuidando de nosotros mientras dormimos y trabajamos, aquellos héroes vestidos verde oliva que no dudan en ofrendar su vida para proteger la vida  de los demás colombianos. Honor a nuestros héroes policías que han caído por causa del servicio, así como aquellos que han sufrido heridas en sus cuerpos y han   soportado el cautiverio del secuestro; nunca será olvidado este loable sacrificio. Dale las gracias a un policía cuando lo veas y que Dios bendiga nuestra Policía Nacional.

martes, 25 de septiembre de 2018

Del Bipartidismo al Personalismo



En los últimos 100 años de República, durante el duro y prolongado trasegar de nuestra historia, Colombia ha presentado cambios en su arena política notorios, vimos como la guerra bipartidista por el poder del país se disputaba en una democracia carente de institucionalidad y de cultura política al tradicional caudillismo.

Si pertenecías a los liberales abanderabas las toldas rojas sin tener un mínimo de conocimiento sobre cuáles eran sus bases ideológicas y que concepto giraba alrededor del liberalismo en su teoría política; así mismo, si eras conservador abanderabas las toldas azules con un soterrado discernimiento ideológico de lo que el conservadurismo representaba.

Es así como por años se ejerció una política provinciana practicada por la fuerza con machete y pistola en mano, donde la convicción ciega -esto si lo hacían religiosamente los militantes rojos y azules- era la consecución del poder político con el uso de la violencia que fuere necesaria.

Así pasan los años 70´s y 80´s donde el libreto siempre fue el mismo, la arena política bipartidista se siguió deliberando a lo largo y ancho del país con sus altibajos y crisis institucionales, hasta que llegó la constitución de 1991. Con esta nueva carta magna se abrió la puerta para acabar con el monopolio bipartidista generándose inclusión y multipartidismo.

Hoy por hoy este multipartidismo está en crisis, las soluciones a los problemas económicos, sociales, de salud y desempleo aún son necesidades insatisfechas, la corrupción estatal formado desde las tres ramas del poder en complicidad con algunos partidos políticos han marcado un derrotero abstencionista a la hora de elecciones. Los partidos no representan el consenso popular y mucho menos el ciudadano del común ve una salida viable en estos movimientos de representación política.

La falta de confianza en los partidos y su carente legitimidad produjo por ejemplo que en las pasadas elecciones presidenciales en la primera etapa de postulación de candidatos estos prefirieran lanzarse por firmas y no por un partido político especifico, de hecho, Gustavo Petro fue candidato por firmas con su movimiento Colombia Humana y no necesito pertenecer a ningún partido político. Muestra de lo anterior en el mes de agosto del presente año el Consejo Nacional Electoral negó personería jurídica a la Colombia Humana.

De la misma manera Sergio Fajardo tuvo una votación sobresaliente en la primera vuelta sin que estos votos pertenecieran a la militancia fidedigna del partido verde, los que votaron por él lo hicieron por su figura y por lo que él representaba mas no porque sus votantes fueran militantes del partido verde.

Iván Duque a pesar de estar vinculado a un partido político y después de haber ganado las consultas internas de su partido, en segunda vuelta recibió votos de personas que no pertenecían a centro democrático pero que en primera vuelta votaron por Sergio Fajardo, en este caso no importó si se era militante o no del partido al que pertenecía Iván Duque, estos votos fueron por lo que representaba el candidato y como es normal en política votaron en contravía a su adversario político que era Gustavo Petro.

El personalismo se toma la arena política como una opción importante para aquellas personas inconformes y abstencionistas que no creen en la institucionalidad de los partidos. Pero cuidado, el peligro de este fenómeno personalista es caer en el mesianismo político, cayendo en un letargo esperanzador de causas perdidas de parte de salvadores populistas.
El historiador Enrique Krauze define este término de la siguiente manera: “el mesianismo político representa riesgos muy grandes. Es la concentración del poder en manos de una sola persona fuerte, carismática y que además convoca alrededor suyo el culto de la personalidad y de quien los pueblos esperan una salvación. El redentor es un hombre providencial”.

Es muy fácil que aparezca en Colombia un personaje mesiánico teniendo insumos notables en su discurso donde podría reunir en un solo libreto la carencia institucional, la corrupción, la ineficiencia y la misma corrupción de la justicia, el inconformismo, la supuesta concentración del poder en una persona o grupo de personas (y que él propone arrebatarlo), el tradicionalismo, las maquinarias políticas y la pobreza. Usa para sí un discurso populista que lo catapulta al poder y pasaríamos de la hegemonía bipartidista a la hegemonía personalista.

viernes, 14 de septiembre de 2018

Colombia y la Interdependencia global



Las relaciones internacionales en el ámbito de política internacional en los últimos años se han venido ocupando de temas como la guerra y la paz, a su vez de los diferentes sucesos existentes en el sistema internacional como el conflicto y la cooperación, dejando en evidencia que el sistema de Estado ha dejado de ser céntrico para ser reemplazado por un sistema político global donde las unidades del sistema, cada día son más interdependientes. El mundo contemporáneo se caracteriza por una dependencia mutua entre los Estados, es decir, que ningún Estado puede actuar solo por muy poderoso que sea.

Después de la teoría realista, la teoría de la interdependencia propone una combinación de la economía y la política, Edward L. Morse plantea que este proceso transnacional afecta a las sociedades modernas resultando "la politización de la economía y la creación de un valor económico para los bienes políticos”. De allí, la combinación o fusión ("merging", en el lenguaje de Morse) de los fenómenos económicos y políticos y su repercusión a nivel externo e interno. Es por esto que la cooperación no solo es vista políticamente sino económicamente fusionada.

A la interdependencia se suma la cooperación y es entendida por Keohane y Nye como: “el proceso en el cual las políticas adoptadas por los gobiernos son miradas por sus contrapartes como facilitadores para lograr sus objetivos, como el resultado de coordinación de política”. De igual manera definen la dependencia como: “un estado en el que se es determinado o significativamente afectado por fuerzas externas”, Por otro lado, interdependencia, significa dependencia mutua.

Para el caso de Colombia hemos asumido una relación de interdependencia con los Estados Unidos en la lucha antidrogas y por ende de cooperación internacional en materia de Narcotráfico y extradición, tenemos por ejemplo que debido a los delitos de dimensión transnacional (susceptibles de extradición) ejecutados por delincuentes o criminales internacionales, influyen en sus gobiernos, presenciándose un desequilibrio en el poder, en la soberanía, en la autonomía y en las relaciones internacionales de los mismos. Estas relaciones se sustentan sobre tratados, normas o reglas que van a regular esta relación interdependiente, es por eso que se pueden evidenciar relaciones bilaterales entre estos dos países que buscan mancomunadamente llevar tratados internacionales con el fin de controlar y actuar sobre las medidas a tomar que atenten contra los objetivos de sus convenios.

En las relaciones interdependientes se evidencian intercambios, cooperación, integración e interconexión como se reseñó anteriormente. Sin embargo, la relación entre Estados Unidos y Colombia son asimétricas, Keohane plantea: "el concepto de interdependencia asimétrica, proporciona una descripción valiosa de nuestra realidad; los dos lados se ven constreñidos en su acción, aunque el más grande por tener más instrumentos de poder a su disposición, más capacidad para proyectar su poder y menos vulnerabilidad, puede obligar al país más débil a asumir parte del costo".

 ¿Colombia es el que asume el costo final de esta interdependencia?, la realidad sea cierta y no tenemos hoy una capacidad propia para deshacernos de esta interdependencia, la falta de institucionalidad, la inexistencia de una política de seguridad y defensa propia y la ausencia de una política exterior seria de proyección internacional con políticas de Estado propias nos harán depender de otros Estados para solucionar problemas internos. Cabe destacar que el narcotráfico es el cáncer del país, es el causante de todo el motor de violencia y el combustible económico de las organizaciones al margen de la ley, un mal perenne que aún no tiene solución.



viernes, 13 de abril de 2018

¡SE BUSCA MINISTRO DE DEFENSA!


9 abril, 2018 by Dpto. Comunicaciones 1 3380

Vicealmirante (Ra) Luis Alberto Ordóñez Rubio. Ph.D.

El año 2018 pasará a la historia como uno de los más complejos en temas electorales. Un país polarizado y preocupado, pero sobre todo atemorizado ante la posibilidad de que el populismo pueda llegar al poder y acabe con la sostenibilidad futura de la Nación, sumado a un proceso de paz que, por entregar mucho en la mesa de negociación, dividió a la población y no logró la desmovilización total de la guerrilla de las Farc, por el contrario llevó a que el ELN se fortaleciera y se envalentonará, posiblemente por el mal ejemplo de que todo se perdona, que la justicia puede ser relativa y favorable, además de que pueden salir con curules, recursos y presencia en la vida nacional como si nada hubiese pasado.

Un gran dirigente gremial llegó a la cartera de Defensa. El señor Presidente tuvo a bien designar un funcionario que había sido además miembro de la mesa de negociación, una persona con perfil para conciliar, negociar y facilitar el proceso, pero con escaso o nulo conocimiento del medio militar, por consiguiente sus políticas y directrices han ido por esa vía, cuando lo que se espera de esa cartera es fuerza, carácter y acciones para garantizar la seguridad nacional. Bajo ese mismo esquema los funcionarios civiles con capacidad de decisión, subalternos suyos y muy prestantes, también se distinguen por su desconocimiento del quehacer militar. Preocupa que un ministerio tan especializado y necesario para garantizar el futuro de la Nación haya estado en manos de personas que, salvo contadas excepciones, desconocen de seguridad y defensa. ¿Cuántos habrán prestado servicio militar, conocerán los grados militares, las unidades a flote, las terrestres o las aeronaves? ¿Cuántos entenderán de táctica, estrategia o soberanía?

El gobierno que asuma en agosto próximo tiene retos muy difíciles. Los temas de seguridad nacional son complejos; la paz no se ha logrado consolidar y el ELN, que estaba debilitado, adquiere una fuerza inusual que se suma al accionar de las disidencias de las Farc, los narcotraficantes, las bandas criminales, la delincuencia organizada, los delitos informáticos, entre otras amenazas a la seguridad. En temas internacionales las preocupaciones no son menores: el desmoronamiento de Venezuela como nación, las pretensiones de Nicaragua en nuestras áreas marítimas, el diferendo limítrofe en el golfo de Coquivacoa, las continuas invasiones militares al territorio nacional, el crimen transnacional y las provocaciones de terceros países al dar apoyo y soporte a los terroristas, entre otras. A ese escenario se suma la desmotivación de la moral combativa de la tropa producto del debilitamiento de la justicia penal militar y la creación de justicias especiales que nacen con posterioridad a las presuntas faltas: no hay seguridad jurídica para la Fuerza Pública. Por otra parte, los permanentes intentos de acabar el régimen especial de salud o prestacional sin entender, por falta de conocimiento del medio, que los miembros de la Fuerza Pública devengan salarios bajos, no ganan horas extras, no tiene ningún reconocimiento por trabajar domingos y feriados o que deben permanecen alejados de sus familias exponiendo su integridad personal por meses mientras operan en el área o están en los buques cumpliendo horarios muy por encima del régimen laboral común, pues durante las operaciones no hay tiempo para el descanso, ni se puede aplicar la normatividad de un empleado con horario de oficina. ¿Si eso no es un régimen especial, cual será?

El futuro Ministro de Defensa requiere de cuatro aspectos fundamentales: liderazgo, aptitudes gerenciales, pensamiento estratégico y lo más importante conocimiento del medio. Debe inspirar el respeto de la tropa y el reconocimiento de los mandos para ser el digno representante de una comunidad unida por el amor a la patria, de nobles ideales y guiada por principios y valores que no son negociables. Conformada por hombres y mujeres sinceros, honestos y que creen en sus superiores, las Fuerzas Armadas confían en que no serán defraudadas o traicionadas, que les cumplirán con lo que la ley les confiere y el Estado les ha prometido. No son personas ricas las que las integran pues no han tenido tiempo para conformar capitales o constituir empresas, el quehacer militar es absorbente, no da tiempo ni siquiera para dedicarlo a la familia como se desearía. Como la más noble de las profesiones debe brindar garantías y contar con un sistema especial, el cual no se puede cambiar por capricho o retaliacion, sería una traición y la invitación a que las nuevas generaciones descuiden sus carreras profesionales en pro de garantizarse por sí mismas su propio bienestar ante la posibilidad y las constantes amenazas de que el Estado les incumpla lo estipulado por la ley.

El ministro que se nombrará en agosto próximo, con sus funcionarios subalternos, tienen que conocer la realidad del país y las necesidades de la Seguridad Nacional, no pueden improvisar ni llegar a aprender mientras los soldados y policías están enfrentando al enemigo. No pueden ser arrogantes ni pretender imponerle su opinión a los generales y almirantes, estos sí verdaderos expertos. Deben ser funcionarios formados como líderes, que entiendan el pensamiento militar y policial, deben dar tranquilidad a la población civil y ser guerreros dispuestos a jugársela por su país. No pueden tener intereses politiqueros ni manejar el poder para su beneficio. No pueden manipular con el manejo de los recursos pues la seguridad nacional no da espera, todo es urgente, son vidas las que están de por medio. El nuevo Ministro debe generar el mejor ambiente laboral posible con los activos sin descuidar a los retirados y ser promotor de unión y una buena relación entre estos. No puede aplicar aquel principio de “desune y vencerás”, los únicos que ganan cuando la Fuerza Pública no es monolítica son los violentos. Escuchar a la reserva activa es conocer el pensamiento militar y saber cómo está el ambiente y la moral de la institución, es aprovechar años de experiencia y no desperdiciar una comunidad que puede ser requerida en cualquier momento para la defensa de la patria.

El reto del nuevo gobierno es retomar la imagen que debe distinguir a un ministerio cuya principal misión es garantizar la tranquilidad de la población y generarle sentimientos de seguridad y confianza, de allí parte todo lo demás; la inversión, el crecimiento económico, la confianza para viajar como turistas, el temor a delinquir y el respeto por la institucionalidad. Nunca más se deben ver militares o policiales doblegados ante los violentos o humillados por no poder hacerse respetar. Gran reto: ¡Liderazgo, gerencia, pensamiento estratégico, pero ante todo conocimiento del sector!

viernes, 9 de marzo de 2018

La Sociedad de la desinformación





Estamos en los tiempos de las redes sociales y los medios masivos de comunicación donde difunden información en tiempo sincrónico y asincrónico, vivimos en la era de la informática donde la masividad de correos y noticias hacen parte de nuestro diario vivir y cotidianidad; con el uso del Facebook, Twitter, Instagram y demás medios de información móviles como celulares y el WhatsApp, estamos constantemente expuestos sin ningún control y filtro a una gran dosis de desinformación, mensajes difundidos y reenviados de manera excesiva con contenidos que terminan distorsionados casi de forma inmediata.
Un estudio publicado por la empresa DOMO recogía en una infografía muchos datos interesantes respecto al uso que los internautas hacen de la Red en cada minuto que pasa. Viéndolo así, podemos apreciar las magnitudes que hay en cuanto a la creación de contenido y el tráfico de información en el mundo.

Este estudio arrojó lo siguiente: “cada minuto que pasa, los 2.700 millones de personas con acceso a Internet que se calcula que hay actualmente en el mundo envían más de 200 millones de correos electrónicos, realizan 2 millones de consultas a Google, suben 48 horas de vídeo a YouTube, escriben más de 100.000 mensajes en Twitter, publican casi 30.000 nuevos artículos en sitios como Tumblr o WordPress y suben más de 6.000 fotografías a Instagram y Flickr, adicionalmente las publicaciones, comentarios y fotos que se suben a Facebook”.

Es una cantidad impresionante de información que se está moviendo a cada minuto en el mundo, pero ¿cuál es la información real y cuál es la información engañosa?
Es responsabilidad de cada persona recibir la información y procesarla de forma crítica y concienzuda, no se puede ser irresponsable recibiendo noticias o mensajes engañosos y reenviarlos sin haber realizado mínimamente -o por lo menos- una pesquisa que conlleve a verificar la fuente de la información. Este mal está invadiendo nuestra sociedad, convirtiéndonos en una masa generalizada de desinformantes donde terminamos promoviendo la ignorancia, falta de pensamiento crítico y la irresponsabilidad de la desinformación.

¿Qué se debe hacer entonces para no caer en este grave error?, explicaré unos pasos sencillos que se pueden aplicar a la hora de recibir cualquier tipo de información en el celular, en la Tablet, computador y demás medios de información digital:

1.         Recibo de la información y verificación de la fuente: Una vez recibido en su celular o computador un video, un artículo o alguna imagen de contenido digital lo primero que se debe hacer es verificar la fuente -La fuente es el origen de una información, de donde viene y quien la creo- y es supremamente importante ya que de esta depende el 100% de la credibilidad de la información. Para hacerlo pregunta a quien te lo envió cual es la fuente y si este la desconoce viene la responsabilidad de quien recibe la información realizar una investigación detallada en medios de internet, pero recomiendo realizarlo con las paginas oficiales.

2.            Análisis de la Información:  Ahora bien, una vez verificada la fuente se deberá con rigurosidad analizar la información recibida, puede ser que el informante tenga credibilidad, pero el contenido puede ser dañino y malicioso, es decir, la fuente es creíble pero la información difundida puede atentar contra la honra de una persona o de un grupo en general y eso causaría un daño enorme. De esta manera se merece un análisis muy cuidadoso de la información que recibimos, es importante hacerlo con un pensamiento crítico para poder sacar las propias conclusiones de la información.

3.     Descarte o difusión: viene el ultimo paso y es el de descartar la información recibida si lo amerita o por el contrario difundirla si vale la pena. En este punto quiero ser enfático en algo, si la persona decide que va a difundir una información -que ya fue verificada en su fuente y le realizo un análisis previo- es importante compartirla con personas afines y que les pueda interesar la información que se desea compartir, recordemos que no todas las personas tienen los mismos intereses y gustos del otro individuo y pueda ser que la información que le estas compartiendo no sea de su entero agrado. Es aconsejable en lo posible que se pueda compartir contenido que sea pedagógico y constructivo para la persona y se pueda contribuir a la construcción de una sociedad más culta y educada.

Siguiendo los pasos anteriores podremos minimizar el reenvío de basura informativa que se mueve en la nube que lo único que promueve es la incultura en el uso de los medios masivos de comunicación y el facilismo mediocre al que no le gusta leer ni informarse de verdad. Creo que si lo hacemos aumentaremos el pensamiento crítico de los ciudadanos y estaremos promoviendo de forma responsable el interés por la investigación y la lectura crítica.

Politólogo. Christian Ríos M.


jueves, 18 de enero de 2018

Democracia en Decadencia

Graffiti Palmira-Valle del Cauca. Galería.

“Hemos reducido la democracia al simple acto de votar cada cuatro años, pero tan gravemente estamos de cultura política y de democracia que hasta lo hacemos muy mal.”

Con gran preocupación y con cierto grado de desolación puedo inferir que la democracia en Colombia esta en declive. En los últimos años la falta de cultura política y de educación democrática en los colegios y universidades nos han llevado al descontrol total sobre lo que es y debe de ser la democracia como instrumento de participación y de inclusión.

En Colombia, la democracia en los últimos años la han venido limitando a solo elecciones populares para alcaldías, consejos, gobernaciones, asambleas, senado, congreso y presidencia, dejando de lado el desconocimiento total y parcial del componente democrático que trae consigo una República como la nuestra. Para el ciudadano de a pie, el salir a votar es el único acto de democracia desconociendo que también existen mecanismos de participación ciudadana que hacen de la democracia una forma de gobierno incluyente y en su efecto de participación.

Haciendo hincapié en la preocupación que esta decadente situación genera, hemos reducido la democracia al simple acto de votar cada cuatro años, pero tan gravemente estamos de cultura política y de democracia que hasta lo hacemos muy mal. Y lo hacemos tan mal que aquí perduran las maquinarias políticas, el clientelismo y la compra de votos, siendo nosotros mismos participes de este acto de corrupción desde tres grupos: el primer grupo son los que hacen la fiesta con dineros de dudosa procedencia - que también lo hacen con dineros legalmente soportados de empresarios y demás- en campañas electorales donde reparten tejas, lechonas, tamales y hasta ladrillos con el fin de ganar adeptos políticos y votantes incautos. El segundo grupo son los que critican a los primeros, pero no salen a votar porque según ellos no son cómplices de un sistema electoral corrupto, estos se creen intelectuales abstencionistas, pero eso sí, son los que mas critican desde la comodidad de sus hogares durante los siguientes cuatro años las decisiones electorales de los primeros y los terceros. El tercer grupo lo componen ciudadanos honestos que ejercen su voto a conciencia y honestamente pero que en ultimas no denuncian los actos del primer grupo y esto los hace cómplices.

Haciendo honor a la franqueza los del segundo grupo no tendrían el mínimo derecho de reclamar ya que no hicieron parte de la fiesta electoral, aunque, esa no reclamación seria agrandar el declive de la democracia ya que se estaría volviendo excluyente; pero es aquí donde la preocupación encuentra asidero, porque debemos tener en claro que no solo somos responsables de las decisiones que tomemos en nuestras propias vidas sino de las decisiones encaminadas sobre el futuro de una nación democrática como la nuestra.

Otra situación es que con la realidad actual del país sobre corrupción electoral es fácil encontrar murales en diferentes ciudades con invitaciones constantes y permanentes para no ser partícipes del sistema electoral y no votar, de esta manera se promueve el anarquismo y el desentendimiento de lo realmente importante en una democracia acabando con el sentido de pertenencia de los ciudadanos. Lo verdaderamente preocupante es que hemos reducido la democracia a un voto y la hemos deteriorado tanto que hemos llegado al punto de no querer ejercer lo poco que queda: “Votar”.

La abstención es la muestra de que en Colombia la democracia esta en decadencia y subvalorada, por tomar un ejemplo: en las ultimas elecciones presidenciales en el año 2014, según el Informe número 47 de la Registraduría Nacional del estado civil  los votos para la presidencia en segunda vuelta fueron de 15.341.383 siendo el candidato Juan Manuel Santos el gran triunfador obteniendo 7.816.986 de votos y el segundo que fue Oscar Iván Zuluaga con un resultado electoral de­­­­­­­ 6.905.001, los votos en blanco fueron de 619.396; según el Comunicado de Prensa No.0061 de 2014 de la Registraduría Nacional del Estado Civil la capacidad de electores para el año 2014 era de 32.795.962, si comparamos este total con la cantidad de colombianos que votaron por el presidente Juan Manuel Santos podemos afirmar que aproximadamente tan solo el 24 %  de colombianos eligieron presidente sobre el 76% de la capacidad votante. Mas del 50% de colombianos no asistieron a las urnas, esto se constituye en una gran derrota para la democracia, ya que, como se ve, más de la mitad de la población no ejerció en su momento su derecho. ¿Ahora cabe cuestionarnos que paso con el mas del 50% que no ejercieron su derecho al voto? En ultimas ellos fueron los grandes victoriosos, los abstencionistas.

En dos meses tendremos elecciones para Senado y Cámara, y a finales de mayo para presidente; esperaremos a ver si el comportamiento electoral se repite como hace cuatro años o si de nuevo la abstención vuelve a ser la gran triunfadora. Cabe reflexionar sobre el papel que ejerce cada ciudadano en este sistema democrático, si es o no es responsable con su nación o si promueve el deterioro del mismo; así mismo reflexionar desde la academia, si los esfuerzos son suficientemente asertivos en la enseñanza, fomento y promoción de valores democráticos ofreciendo espacios pedagógicamente incluyentes, para posteriormente hacer de la democracia una forma de gobierno permanente y perdurable en el tiempo.

Debemos de valorar la democracia y empoderarla, no debemos dar tiempo al tiempo que nos instauren un régimen autoritario bien sea socialista o comunista para poder valorar lo que en algún momento menospreciamos. No esperemos perder la democracia para después soñarla e intentar recuperarla.


Politólogo. Christian Ríos M.